Los españoles (del año 712 a la actualidad) La historia de España en la Edad Media está escrita en tres capítulos principales: la creación de la España visigótica, la España musulmana y, posteriormente, la Reconquista: la lucha de los cristianos para recuperar los territorios españoles invadidos. La península ibérica era un apéndice del Imperio romano que quedó abandonado a su suerte cuando éste comenzó a desintegrarse, ya que no podía defenderlo frente a las invasiones bárbaras que llevaron la devastación a las mismas calles de Roma. La península quedó ocupada en gran parte por uno de los pueblos bárbaros emigrantes, los visigodos, que habían dejado las llanuras del sudoeste de la actual Rusia, desplazados por los hunos. Los visigodos se convirtieron al cristianismo y ocuparon el centro de la península durante varios siglos. Cuando en el siglo VIII uno de los nobles visigodos hizo un llamamiento a los musulmanes del norte de África solicitando ayuda contra el rey, dejó la puerta abierta para la expansión musulmana a través del Estrecho de Gibraltar. En poco más de 50 años, los musulmanes habían ocupado la mayor parte de la península, quedando únicamente fuera de su control pequeñas zonas de las montañas y del norte. Con los musulmanes, o moriscos, España se convirtió pronto en una de las civilizaciones más avanzadas de la Europa medieval. Prosperó sumida en una paz relativa gracias al florecimiento de la agricultura, el comercio, la acuñación de moneda y la industria. Asimismo, se benefició de la difusión de los conocimientos en todo el mundo musulmán. Córdoba se convirtió en la ciudad más grande y sofisticada de Europa después de Constantinopla, con una población superior a 500.000 personas, una maravillosa arquitectura, excelentes trabajos de arte, una fabulosa biblioteca e importantes centros de aprendizaje. Sin embargo, esta paz y prosperidad se vieron interrumpidas por problemas internos, ya que los gobernantes locales importantes competían por hacerse con el poder total, y por los ataques externos procedentes tanto del frente septentrional cristiano como de los musulmanes que venían del norte de África. A mediados del siglo XIII la España musulmana había quedado reducida a un único reino ubicado en Granada. Los reinos cristianos del norte fueron reduciendo el poder de los musulmanes, aunque sus esfuerzos se vieron debilitados en ocasiones por las luchas internas. Portugal se separó y creó un reino independiente. La Granada musulmana sobrevivió durante varios siglos gracias al generoso tributo que pagaba a los cristianos del norte y a una astuta diplomacia que enfrentó a sus enemigos. No obstante, en 1469, Isabel I de Castilla se casó con Fernando II de Aragón, uniéndose así los dos reinos cristianos que competían entre ellos, lo que anunció el fin de la España musulmana. La España de la Edad Media fue un mundo de contrastes. Poseía las enormes ventajas de una sociedad multiétnica, que unía las influencias latina, judía, cristiana, árabe y musulmana en una cultura única y rica. Sin embargo, al mismo tiempo esas fuerzas culturales chocaban violentamente. Cuando dos culturas diferentes se enfrentan, el resultado suele ser nefasto. La Reconquista se alargó durante ocho siglos, fue como un reflejo de las Cruzadas en la Tierra Santa y creó una atmósfera cada vez más despiadada e intolerante. Los guerreros cristianos que lograron expulsar a los moriscos se ganaron la reputación de estar entre los mejores de Europa. Granada se rindió a las fuerzas de Aragón y Castilla a principios del año 1492, un año de capital importancia pues, bajo el patronazgo de Isabel la Católica, Cristóbal Colón descubrió en él los continentes del Nuevo Mundo y a sus poblaciones nativas.